septiembre 29, 2015

No puede ser casualidad. Es imposible. Todos los planetas y las estrellas están alineadas para que soñemos con ser científicos y que, en poco tiempo, lleguemos a Marte. Quieren que soñemos que, los que ahora estamos vivos, podamos pisar otro planeta.

Ayer saltó la noticia de que en Marte hay agua líquida. Es un notición para todos los terrícolas. En el caso más que probable de que, en las próximas décadas, agotemos los recursos del planeta, o estemos en riesgo de que suceda un acontecimiento crítico para la vida en la Tierra, ya hemos encontrado una posible casa. Y tenemos que ir preparando la mudanza, porque una cosa así no se hace de un día para otro.

La ciencia ficción ha ido calando en nuestra cultura. Son pocos los que hoy en día no conocen Star Wars, 2001: Una odisea en el espacio, Blade Runner, La Guerra de los Mundos, Independence Day, Terminator o Desafío Total. Seguro que recuerdas con nostalgia Regreso al Futuro, Aliens y El Planeta de los Simios. Durante décadas nos hemos ido familiarizando con otros mundos, viajes intergalácticos, guerras por la conquista de otros planetas, viajes en el tiempo, soldados biónicos e inteligencia artificial. Los coches volaban y los pioneros buscaban otros mundos donde refugiar a la Humanidad.

No sólo el cine iba por esos derroteros. La literatura, bastante antes, iniciaba ese mismo camino, y ahí tenemos a grandes autores. Voy a citar a Dan Simons, con Hyperion, porque fue uno de los libros que me marcó durante años, pero seguro que grandes escritores vienen a tu mente, con títulos como El juego de Ender, 1984, Dune o La Fundación.

Si te fijas en los últimos años, el rodillo ha sido aún más intenso, nada sutil. Nos encontramos en el cine a títulos como Intelestelar y Ex-Machina. Para los niños, el comienzo fue Wall-e, seguimos con Big Hero 6 y Tomorrowland. Hasta las películas, no sólo de ciencia ficción, sino de súperhéroes como Los Vengadores, los científicos molan, como Stark y Banner. Y ahí es a dónde voy.

Ahora, los científicos molan, no son nerds que pasan desapercibidos entre la sociedad. Son como superhérores.

Por supuesto, mi opinión es que ESTÁ GENIAL que se de propaganda a los científicos. Desde todos los puntos de vista. Alguna de las iniciativas para hacerlo son increíblemente graciosas, como la que intenta cambiar la etiqueta de «aburrido» que suele adornar de siempre a los matemáticos, por «sexies» si se ponen el apodo de Data Scientist. No hace falta llegar a ese punto, pero si funciona…pues lo compro.

Una vez que constatamos esa realidad, ese mensaje que se repite allá adónde mires, ahora hay que buscarle el por qué. Creo que no puede ser casualidad que los recursos naturales estén agotados, que el planeta se haya convertido en un basusero interestelar en las últimas cuatro décadas, que la población mundial crezca de forma desorbitada…y que ahora molen mogollón trabajos que antes apestaban. Desde luego, no es casualidad, es una NECESIDAD REAL.

Y ya que estoy hablando de realidad, pues tengo que hablar de que ya existe una empresa que quiere poner un millón de personas en Marte, personas reales. Elon Musk, el fundador de Tesla Motors, está YA inviertiendo una pasta gansa en ello. No es ciencia ficción, es una realidad palpable que veremos a «nivel usuario» dentro de poco tiempo.

No es por casualidad que Tesla Motors está rompiendo el mercado del automóvil eléctrico. No es por casualidad que una de las grandes empresas de vehículos como Wolkswagen haya sido el centro de un escándalo medioambiental. No es casualidad que uno de los libros autoeditados y autopublicados por su autor, Andy Weir, se llame EL MARCIANO y que pase del mayor de los anonimatos a soportar el guión de una película de Ridley Scott y pretender ser una de las películas que verás en cartelera en esta Navidad. Nada esto es por casualidad.

Vale, y ¿quién lo promueve? Es la pregunta que te estarás haciendo. Y es la misma que me hago yo. No tengo ni idea. Soy una ciudadana de a pie, normal y corriente, que no estoy al tanto de las grandes decisiones científicas y geopolíticas.

Mi única intención con este texto es mostrar mi pasión por la ciencia, por la causa-efecto, por creer que las personas adecuadas son capaces de mover la Humanidad, incluso hacia Marte. El próximo movimiento será convertirnos en humanos capaces de soportar el viaje espacial. Por suerte, ya somos tecno-humanos.

 

 

 

 

 

About the Author María Gutiérrez

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